A veces cuando me pongo a pensar en la literatura como arte no puedo
dejar de percibir o notar esas diferencias con otras artes como la pintura, la
música o la escultura por ejemplo, cada arte está asociado al placer estético de
algún sentido, a su deleite, o en dado caso a su provocación, de este modo la
pintura se vale de colores, brillos, sombras y otros matices visuales para
provocar los ojos, el pintor plasma su obra sobre un lienzo y lo que hay sobre
este lienzo es lo que provoca; en cuanto a la música el artista trabaja con
sonidos y silencios, con armonías y ritmos y aunque la obra en sí no da como
resultado algo material, algo tangible, para poder crearla si se requiere de
esto, los instrumentos musicales, y aun cuando alguien sólo escribiera su
música en partituras y creara así su obra esta no estaría completa si en algún
momento no se ejecuta, así que el fin musical es precisamente deleitar oídos y
no ojos, en la escultura por ejemplo se puede combinar tanto lo visual como lo
táctil, -aunque irónicamente luego en los museos no dejen tocar la obra- El arte
es para disfrutarse, y al pensar sobre la materia prima de la literatura, sobre
la manera en que deleita, primero pensaba que la literatura trabajaba con
ideas, por ejemplo la idea de un cuento, aunque no precisamente porque la
poesía puede estar más cargada de sentimientos que de ideas, además todo arte
parte de ideas y sentimientos, entonces más bien la materia prima de la
literatura serían las palabras, así como en la pintura lo son las imágenes y el
canal es visual, así como en la música la materia prima son los sonidos y
silencios y su canal es auditivo, pero entonces ¿cuál es el canal de la literatura?
Aunque esta pueda ser leída directamente –visual- o alguien más me lea –auditivo- incluso si
una persona ciega lo hace mediante el Braille –táctil- el principal canal de la
literatura es el lenguaje, porque de nada sirve el modo en que adquiera las
palabras si no las entiendo, no tendrían sentido y no llegarían a mí.
¿Qué es lo maravilloso del lenguaje? Debe ser su capacidad expresiva,
todas las posibilidades de interrelación que nos ofrece, supongo también por lo
misterioso e indescifrable de su preciso origen y un poco del asombro de sus
límites y sus alcances, lo reconfortante de sus formas; la poesía, un cuento,
las palabras de un amante o un ser querido en una carta, un ensayo ameno e
interesante, etc. Lo lúdico de su maleabilidad. Agarrar, apretar, estirar,
mezclar, morder, estrujar las palabras, ese debe ser su encanto.
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