Tedio

El hombre se dirigió al espejo, encendió la luz a la vez que su sombra se dibujó en el piso y apareció frente a él su reflejo, inmediatamente y de manera amenazadora su sombra comenzó a despegarse del suelo con la firme intención de ahorcarlo. El hombre, distraído con su imagen no se dio cuenta, pero el reflejo, que tenía el ángulo perfecto para ver por detrás del hombre sí se percato de ello. Cuando la sombra ya estaba por alcanzar al hombre este viró hacía un lado, camino a la ventana y se puso a mirar distraídamente, justo entonces el reflejo saltó fuera del espejo y se enfrascó en una terrible lucha contra la sombra para evitar su cometido; golpes, volteretas, maniobras furiosas por el piso, el techo, las paredes del cuarto en la más silenciosa de las batallas. Después de un rato, dándose por vencida, la sombra regresó inofensiva a estamparse al suelo, bajo los pies del hombre, y el reflejo regresó al espejo, justamente antes de que el hombre se diera la vuelta para mirar detenidamente su cuarto y exclamar:

-¡Que aburrido aquí que nunca pasa nada!