Sado

Me gusta el filo de tus ojos cortando mi garganta, La telaraña invisible que tejen tus palabras en los dìas grises y nublados, la sal desprendida de tu lengua quemando mis poros. Ahora te he visto en mis sueños, deambulando triste y callada, esperando a este habitante cósmico de planetas lejanos. He accedido a vidas pasadas, a ciclones cárnicos, a habitar cuerpos ajenos, corrompibles; humanos, cuerpos atroces con la única esperanza de encontrarme otra vez contigo, escuchar las voces de tus mil bocas, ser devorado nuevamente por ese infinito abismo de tu eterea miel envenedada.