Acordes

Cúando apenas era un puñado de átomos ya había diablos susurrándome al oido, tumultuososo desde un jardín de flores amarillas. Luego vino el vació y cobré vida delanté de los ojos atónitos de Dios que aún sigue perplejo, sin creer en mi. Después mis átomos se mezclaron y comenzarón a formar elementos, estos a su vez moléculas, luego células, vinieron los tejidos y al final fuí un organismo. Se desarrollo mi psique, y me convertí en hombre, en un individuo social que aún espera ascender al plano cósmico nuevamente, que ya no puede esperar a ser polvo de estrellas otra vez. Crecí en medio de una humanidad sintética y plástica. Inventé poemas, me puse máscaras, me quedé sin oidos y sin ojos, fuí insecto y me volví remolino, me fuí dando tumbos y tumbas, enterrando sueños vivos como semillitas que crecen hacía atras hasta dejar de ser semilla y convertirse en parte del arbol o la planta. Mí lógica era el absurdo y mis argumentos los sueños. Mí corazón... ¿para que hablo de mi corazón montado en cólera, montado en su caballito de madera? de mi corazón jinete, de mi racionalidad caballo. Bebo realidades multiformes buscándo oidos para mirarme y ojos donde escucharme, ojos de serpiente que duelen, que muerden, colmillos punzantes con que provocar la sangre, con que desgarrar la carne. Yo soy todo, la serpiente y el arbol, el hombre y la mujer, el blanco y el dardo, soy el dios y la manzana envenenada.