¿Quién era yo antes de olvidar quien soy ahora?
11.10.08
Kandar
-Es que no le veo ningún sentido a saber tu futuro –dijo Kandar- porque creo que el hecho de saberlo le quita lo asombroso y lo sorpresivo a la vida.
-O lo mejor, en todo caso, sería poder llegar a conocerlo por cierto lapso y después olvidarlo, olvidar incluso que lo supimos en algún momento. Así satisfacemos nuestra curiosidad y no le matamos lo sorpresivo a la vida.
-Pero entonces ¿qué caso tiene haberlo conocido si se olvidará después? ¡Ni siquiera recordarás que lo supiste antes! Sería lo mismo que no haberlo sabido nunca.
-Tal vez no habría diferencia práctica, pero técnicamente lo habré sabido, habré experimentado la certidumbre de mi porvenir aunque después olvidé esa experiencia. Eso para mi basta. Y no tendré que preocuparme luego por angustias acerca de mi vida futura. ¡Es perfecto!
-Sí, pero aunque pudieras conocerlo por un lapso y luego olvidarlo sería casi igual a haber tenido una ilusión del futuro. ¿En que radicaría esa certeza de que efectivamente es tu futuro? Ni siquiera te quedaría el recuerdo del porvenir para comprobar con cada cosa que te vaya pasando en la vida que efectivamente sí era tu futuro lo que supiste.
-¿En lo mismo en que radica tu certeza sobre el presente mi querido Kandar? ¿Qué te hace estar seguro que lo que crees que vives, es realmente lo qué estás viviendo?
-¿Estás diciendo que el tiempo no existe? ¿Qué nunca podemos tener la certeza ni del futuro, ni del pasado, ni del presente?
-Sólo digo que la sensación de certeza es muy interior, muy propia y muy subjetiva. Todo mundo está muy seguro de cosas que general y objetivamente son erróneas, pero su propia certeza interior las hace verdaderas. De modo que sí yo creo tener la certeza sobre mi futuro aunque eso no vaya a pasar nunca, no quiere decir que no haya conocido mi futuro, sino simplemente que mi certeza era falsa.
-Pero entonces no era certeza.
-Sí, era certeza, pero falsa, es decir, la certidumbre no es una equiparabilidad de lo que se piensa con la realidad, la certeza sólo es una construcción mental que generalmente quiere ir de acuerdo con la realidad. La certeza no es realidad, sólo es ilusión de realidad. Nuestra propia ciencia se sustenta en esas certezas.
-Entonces caemos en lo mismo, aunque creamos que conocemos nuestro futuro no podremos conocerlo nunca.
-Sí podemos, podemos conocerlo en cierta medida porque el futuro también es una construcción humana. Yo sé que mi futuro es morir, sé que ese es mi destino y el de todos los hombres, es algo que no es cambiable, es una certeza que tengo y que todos tenemos, pero aún así no sabemos que es la muerte. De manera que conocemos nuestro futuro sin saberlo.
-O lo supimos en algún momento y lo hemos olvidado. Es por eso que muchos tratan de conocerlo nuevamente. Tal vez tú lo supiste en algún momento y ya lo olvidaste, puede ser.
-Sí, puede ser.
-Incluso puede que ya hayamos tenido está conversación antes, muchas veces. Porque lo estamos sabiendo y olvidando en todo momento.
-Sí, y es raro imaginar eso. Es como darte cuenta de algo que nunca antes habías pensado, es mejor que conocer el futuro, es crear tu propio tiempo.
-¿Entonces el presente es olvidar lo que sabes sin saber que lo has olvidado?
-Efectivamente ese es el presente de la mayoría de los hombres. Se olvidan de lo que eran antes, olvidan sus sueños, sus ilusiones, sus ideales, sus convicciones, se olvidan de si mismos, por eso olvidan también su futuro. ¿Cómo podrían saber cuál es su porvenir si han extraviado ya el camino?
-¿De manera que entonces ahora resulta que todo hombre si puede en realidad llegar a conocer su futuro?
-Claro, porque el futuro de todo hombre es su pasado y su presente. Sólo basta conocerse a si mismo lo suficiente para tener la certeza de lo que se quiere ser. Eso es el destino. No las concepciones burdas de la mayoría de las personas que creen que el destino depende únicamente de una voluntad divina. El destino es divino en todo sentido, pero el carácter es humano. Destino somos nosotros mismos, no algo ajeno a nuestra voluntad porque nuestra voluntad busca el destino, el destino que todo hombre debería de tener. Te vuelvo a repetir que los que no conocen su destino es porque no se conocen a si mismos.
-¡Yo quiero conocer mi destino!
-Entonces quieres conocer tu futuro.
-Mi construcción de futuro, no el de la mayoría de la gente.
-Tal vez ya lo supiste y lo has olvidado, sólo necesitas recordarlo, recordarte a ti mismo, lo que eres, lo que fuiste, es decir, tu esencia.
-Me gusta platicar contigo.
-A mi también me gusta platicar conmigo, Kandar.
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