Pasaba por debajo de las escaleras cada que tenía la oportunidad, en casa de sus amigos hacía
como que rompía los espejos accidentalmente, derramaba sal sobre la mesa cada vez que podía,
abría paraguas dentro de las casas y debajo de los techos, llegó al extremo de cruzarse en el
camino de todos los gatos negros que encontraba a su paso, aun así no llegó nunca a engañar
a la mala suerte, nunca nada pasaba. Hasta cierto día en que caminando por la calle, en las
grietas que se formaban entre esta y la acera, cierto trébol de cuatro hojas llamó mucho su atención, y habiéndose agachado para cortarlo, fue víctima, arrollado por el desprevenido y ebrio conductor, que fue engañado por su mala suerte.
como que rompía los espejos accidentalmente, derramaba sal sobre la mesa cada vez que podía,
abría paraguas dentro de las casas y debajo de los techos, llegó al extremo de cruzarse en el
camino de todos los gatos negros que encontraba a su paso, aun así no llegó nunca a engañar
a la mala suerte, nunca nada pasaba. Hasta cierto día en que caminando por la calle, en las
grietas que se formaban entre esta y la acera, cierto trébol de cuatro hojas llamó mucho su atención, y habiéndose agachado para cortarlo, fue víctima, arrollado por el desprevenido y ebrio conductor, que fue engañado por su mala suerte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario