El superniño

Ay ciertas cosas que no me gustan, como crecer, no digo que crecer esté malo, es bueno crecer, así como que madurar uno, pero luego dicen que al madurar también se está más cerca de podrirse, yo creo que mucha gente, la mayoría de la gente se pudre, así como que la humanidad somos una caja de manzanas o naranjas podridas. No sé en que momento se pudrió la primer naranja y de ahi ya todo valió madres, a lo mejor el diablo es eso, la primer fruta podrida, ah entonces seguro eran manzanas y no naranjas, pero me gustan más las naranjas que las manzanas, nomás por jugosas, pero sí, crecer en estos tiempos no está chido, osea sí, crecer es un buen viaje, desarrollarse, es la ley de la vida, por ese lado si me gusta, pero seamos realistas, ya nadie se desarrolla ni crece, no en estos tiempos, o sea vas creciendo y eso significa convertirte en adulto, más bien no que no me gusta crecer ni desarrollarme, sino más bien esa fea cosas de convertirse en adulto, porque luego tu familia, la sociedad, o hasta la vieja que quieres y te gusta un chingo comienzan a hablarte de cosas así más serias, como que más de la realidad, y está chido, hay que ser realista, pero ser realista no quiere decir sujetarte a la realidad imperante, ser realista más bien debería de ser aceptar tu realidad con todas sus posibilidades de cambio, por ejemplo decir: "ah sí, esto está de la verga, y esa es la realidad, pinche mundo, pinche realidad culera, tengo que aprender a vivir ahí, olvidar mis sueños, mis ideales, olvidarme que soy un humano con un montón de capacidades para trascender, y sólo preocuparme de que es lo que voy a vivir mañana, que tengo que ser un tipo capaz de sobrevivir en la vida, ver por mi futuro y estabilidad económica, porque hoy en día eso es lo que más importa, si no ¿cómo chingados sobrevivo?" ¡Nel, ni madres! Yo no quiero que mi mente se convierta en un mecanismo autómata preocupado sólo por lo que va a comer y de lo que va a vivir mañana, osea sí, es parte de ser realista, preocuparse por eso, pero no es todo, no es preocuparse por sobrevivir, es ocuparse por VIVIR feliz. Por eso digo lo de crecer, un niño no se anda preocupando por esas cosas, y lo entiendo, no tienen porque preocuparse, bueno, sí, los niños de la calle sí, pero no es culpa de ellos, es culpa de los pinches culeros podridos que nos mandan y dirigen y controlan, ya saben, los poderosos y los más ricachones, y bueno, culpa de uno también por pendejo, por autómata consumista podrido, pero la naturaleza del niño es la naturaleza del hombre, es decir, siempre somos hombres, pero primero somos niños, y luego no siempre somos niños, lo verdadero, lo natural, es imaginar, crear, jugar, divertirse, trascender. No es que esté malo crecer, sólo que no crecemos como deveríamos, para mi un adulto no debe de ser un adulto, sino un superniño, sí, ja ja, el superniño, es decir, un hombre en estado maduro en donde ve las cosas con la seriedad de la realidad, la que la realidad exige, pero afrontándolas con toda la acituda de un niño, creativo imaginativo, sin preocupaciones, sin límites lógicos pendejos que nos enseñan en la escuela, por eso los niños rifan, porque en sus mentes no hay límites para ellos, en sus mentes todo es posible y hay infinitas soluciones enfrentar sus problemas, y muchas veces los niños nisiquiera conceptualizan las cosas como problemas, sino que sólo son y sólo se hace algo algo al respecto, pero nosotros, los que ya crecieron o los que estamos en ese proceso nos las tememos que ver con una sociedad cruel, ciega, pendeja, vil, ignorante, hostil, uniformadora, sí, ese último adjetivo me gusta para la sociedad, uniformadora, como en la escuela, todos tienen que usar el mismo uniforme, pero nosotros usamos uniformes de pensamiento, todos a rayas, o de cuadritos de un sólo color en nuestras cabezas. Yo tengo que aceptarlo, a veces siento que la sociedad me traga, porque es como un monstruo enorme, que me engulle y me devora, así como si me tuviera sujeto con sus fauces enormes y yo quisiera escapar, pero luego no puedo porque nadie me ayuda y no veo a otros como yo, y los que creía que eran como yo luego ya parece que han madurado y formado parte de ese monstruo enorme. Dicen que soy como un niño, y me alegra que me lo hayan dicho, eso me aleja de ciertas personas, pero me hace ver que no soy como los otros, que es más fácil adquirir lo que te falta de hombre maduro que de recuperar lo que perdiste de niño, es decir, de humano en potencia, y eso son todos los niños, humanos en potencia, humanos que aun conservan la capacidad de trascender su naturaleza, los adultos, nuestros adultos, en cambio, se me hacen niños olvidados, mutilados, perdidos a veces para siempre, manzanas podridas, claro, hay adultos admirables, pero creo que esos son aquellos que son capaces de platicar aun con los niños y aprender de ellos, lejos de tacharlos de inferiores, latosos, inmaduros o tontos. Y bueno, todo esto venía a que no me gusta crecer así como la mayoría de los hombres, así como muchos que veo a mi alrededor, quiero crecer, pero eso significa desarrollarme como humano, no como un ser social, económico y político, funcional para un sistema capitalista global bien jodido que según te da muchas libertades para que seas único y auténtico en un mundo de millones de otros individuos como tú, pero que nel, que más bien por afuera si puedes usar o compar la ropa y las cosas que quieres, pero que por dentro nos hacen iguales, igualitos de pendejos al resto, con el mismo pensamiento reprimido, asustado, resignado, tarado. El verdadero hombre es aquel que madura en su proceso evolutivo natural sin olvidarse de todas sus potencialidades infantiles. Yo quiero ser uno de esos, un superniño.