¿Quién era yo antes de olvidar quien soy ahora?

25.2.09

Tal vez

El demonio por fin había ganado la batalla final contra Dios, lava incandescente corriendo por todos lados, corroyendo todo lo que alcanzaba a la vista, todo, excepto aquel cuarto en donde me encontraba yo, él, y a su lado aquella hermosa chica. Ella era de tez blanca y cara redonda, tan bella que más bien parecía un ángel. ¿Un demonio con un ángel? pensé, y aunque me resultaba algo bastante irónico no renegué de la idea, después de todo, Dios ya había sido derrotado, muerto, destruido, aniquilado, desaparecido de una buena vez por todas ¿porqué no habría entonces de ser posible? Ultimadamente ya no había reglas, mandamientos ni nada de esas cosas tan absurdas y autoritarias. Siempre pensé en el Demonio como una especie de revolucionario celestial, un rebelde contra el poder absoluto del universo, anárquico y tal vez hasta utópico. Aunque claro, como siempre, también aquí el vencedor en un principio -osea Dios- difamaría al vencido, cuestiones de alta política y control ideológico de las masas angelicales, pero ahora ya era distinto, ahora era otra historia. La lava casi quemaba mis pies, también yo sería destruido. De pronto apareció un tipo.

--¿Quieres salvarte?

--Claro. --Contesté.

--Ahm, no es difícil, sólo tienes que hacer una cosa.

--¿Qué cosa?

--Aceptar a Satán con el único amo y señor del cosmos y el universo.

--¡Ah, es eso!

--Juro que por mi mente no pasó duda alguna en aceptar enseguida al señor de la obscuridad como el señor absoluto de todas las cosas. De hecho he de confesar que hasta me agradó la idea. Dios ya no existía ¿quién podría castigarme ahora? Además lo que aceptaría era totalmente cierto; el Demonio era ahora el único amo y señor… y la chica a su lado era hermosa. Valía la pena ahora formar parte de las huestes satánicas con tal de llegar a conocerla en lugar de perecer bajo la incandescente lava.

--¿Aceptas?

--¡Claro que sí! Lo acepto. En ese instante el Demonio, que tenía la forma de un tipo alto y de cabello corto, me condujo hacía una puerta contigua tras la cual había una animada fiesta, gente bailando, bebiendo y charlando en un ambiente por demás agradable, y que nada tenía de demoníaco. Ella, la chica, también bailaba a cierta distancia mía. De pronto me sonrió y yo me acerque, bailamos juntos un rato y luego me propuso salir a caminar por un momento, y ángel o demonio no estaba yo en condiciones de hacerme del rogar, así que gustoso acepté. Caminamos, charlamos, extrañamente había una placentera satisfacción que recorría mi cuerpo, ella irradiaba en mí una gran armonía, un mar de tranquilidad, era equilibrio puro lo que sentía en mi interior, jamás me sentí tan feliz en mi vida de mortal con o sin Dios. Sus palabras y su compañía eran brazos invisibles en los cuales se acurrucaba mi alma. De pronto mis labios lanzaron la pregunta:

-- ¿Quién eres?

--No lo sé, no sé quien soy.

--¿No sabes quien eres?

--No, no lo sé.

--Es raro como estoy con alguien que no conozco ni sé conoce a si misma y provoca en mi esta plena sensación de armonía.

--Es raro, tal vez. Tal vez es normal¿No te has puesto a pensar que tal vez formo parte de ti?

--Ahmm, no. No entiendo a que te refieres.

--Sí ¿tú acaso sabes quien eres?

--Ahmmm... Yo… soy... Yo soy...

–En ese momento una luz iluminó mi conciencia y me di cuenta.

--¡No sé quien soy, no lo recuerdo, pero sí sé que en este momento estoy dormido, estoy soñando y te sueño a ti, sueño contigo. ¿Eso significa que eres una creación mía, te sueño y eres creada por mi mente? ¿Un personaje onírico?

--No lo sé, tal vez.

--¡Sí, pero entonces eso significa que no existes… eres yo mismo… ¿o no? No exactamente yo mismo, porque yo mismo soy quien charla contigo, pero... ¡es raro!

--Tal vez, puede ser posible.

 --Pero entonces, ¿existes o no? Yo creo que sí existes, dentro de mí, pero independientemente también, es decir, gozas de tu propia esencia y existencia aún dentro de mí ¡sí! ¿No? --Volví a preguntar extrañado.

--No lo sé, tal vez. –Respondió una vez más sin inmutarse siquiera ante mi evidente exaltación.

Cuando mis ojos se abrieron la oscuridad invadía mi cuarto y nada podía ver, cuando de nuevo intenté dormir me di cuenta de que ella ya se había incrustado en el interior de mis parpados. Y mientras me disponía nuevamente a destruir a Dios y al mundo, otorgándole la victoria al Demonio otra vez, me preguntaba si ella era verdaderamente real o no. Sólo un par de palabras cruzaron mi mente; tal vez.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

"--Es raro como estoy con alguien que no conozco ni sé conoce a si misma y provoca en mi esta plena sensación de armonía."
Me senti identificada con esta parte.


Indirectamente me reconfortaste, ya que saber que a veces, no saber quienes somos no es tan malo y hasta podemos hacer cuentos divertidos a costa de ello, es genial! jeje

Koko dijo...

Enibella, ¿indirectamente te reconforté? Creo que es lo menos que puedo hacer por tan ricos caramelos glaseados sabor cereza. Pronto una sorpresa.

Powered By Blogger
Mi foto
El espacio, Velkrón
Anárquicoutópiconihilistadispersomistiscifilosóficomalabaricuentista... a veces.

MusicPlaylistView Profile
Create a playlist at MixPod.com